martes, 23 de octubre de 2007

Vértigo: obra maestra de Hitchcock


Vértigo se rodó entre septiembre y diciembre de 1957 en los estudios Paramount y los exteriores en San Francisco. Basada en la novela D’entre les morts (De entre los muertos) de Pierre Boileau y Thomas Narcejac, el guión fue adaptado por el escritor Alec Coppel, y reescrito posteriormente por Samuel Taylor, un autor teatral de la época. No obstante, el detalle de trasladar la acción de Francia (donde transcurre la novela) hasta San Francisco fue idea del propio Hitchcock. El film debía ser protagonizado por Vera Miles (Psicosis), pero al quedar ésta embarazada, y al no poder contar con Grace Kelly, que hacía poco que se había convertido en Princesa de Mónaco, se optó por contratar a Kim Novak. Su partenaire masculino sería uno de los actores predilectos del cineasta: James Stewart.

La trama del film es la siguiente: John “Scottie” Ferguson (Stewart) es un detective de la policía de San Francisco, que decide dejar el cuerpo tras un accidente en el que muere un compañero suyo por salvarle la vida en el tejado de un edificio. Tras este suceso, Scottie descubre que padece vértigo, es decir, miedo a las alturas. Poco más tarde un antiguo amigo, Gavin Elster (Tom Helmore), le llama para que vigile a su esposa Madeleine (Novak), quien parece estar poseída por el espíritu de su bisabuela, Carlota Valdés, muerta exactamente cien años antes. La sigue a sitios tan dispares como una floristería, un museo, un hotel, un cementerio, y hasta la bahía de San Francisco, donde junto al Golden Gate Bridge está a punto de suicidarse. A raíz de esto traban una profunda amistad que poco después se convertirá en una irrefrenable pasión.

James Stewart es un pasional detective que no se resigna a perder a su amada. Hitchcock nos muestra con una maestría sublime como el detective se va enamorando de la mujer a la que debe seguir. En su primera aparición, Madeleine ya se nos presenta como si fuera una autentica diosa, debido a la perfecta iluminación, y a los cuidados movimientos que realiza en una escena donde Stewart realiza un trabajo impecable entre fascinado y asustado. Una fascinación que veremos crecer en los episodios de la floristería, el museo y sobre todo el cementerio, pero que veremos en su mayor auge en casa de él una vez la ha salvado de su intento de suicidio. Hitchcock nos muestra a un impaciente Scottie, sentado en el sofá de su casa, y va haciendo un recorrido con la cámara por toda la habitación llegando a la cocina, donde vemos colgada la ropa mojada de Madeleine, y sigue desplazándose hasta llegar a la puerta del dormitorio, donde esta la chica. Entramos y la encontramos desnuda en la cama. Con tan poca cosa, Hitchcock nos lo ha dicho todo.

Sin duda la escena más hermosa de la película es cuando Scottie ha recreado a su adorada Madeleine. Acompañada perfectamente por la música de Herrmann, la escena nos muestra a Scottie anonadado ante la aparición por el umbral de la puerta de la perfecta Madeleine. Después, se produce un apasionado beso visualizado en un soberbio giro de 360 grados (para el que los actores fueron colocados sobre una plataforma giratoria consiguiendo así el deseado efecto de que parezca que son las paredes las que se mueven).

Hitchcock deja abierto el final de la película para que cada uno piense que va a ser de Scottie. Lo importante ya esta mostrado: el carácter efímero de la ilusión y la fugaz posesión de la felicidad.


[Tomado de: http://usuarios.iponet.es/dardo/revista/vertigo.html]

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