lunes, 26 de noviembre de 2007

¿Cómo se hizo “El viaje de Chihiro”?


"Belleza, poder, misterio, y por encima de todo, corazón”. (James Cameron, director de cine)

"Es una obra maestra... Se imprime en la imaginación y permanece allí para siempre”. (Andy Wachowski, director y guionista de The Matrix)

"Miyazaki es mi raealizador preferido. Cada película suya es una verdadera lección". Brad Bird (Creador de Los Simpson).


En 1997, cuando “La Princesa Mononoke” causaba sensación, y cuando Hayao Miyazaki disfrutaba del mayor éxito en su carrera, sufrió una crisis debido al agotamiento nervioso y físico. Aun así, el cineasta no pudo abandonar su trabajo porque los estudios Ghibli dependían de él para su futuro. Miyazaki se vio obligado a superar la enfermedad para asegurar la continuidad de la productora. Tras un esfuerzo hercúleo declaró que había llegado al final de su carrera. En ese momento, la recaudación de La Princesa Mononoke se acercaba a la de Titanic en las taquillas japonesas. Sin embargo, en el año 2000, Miyazaki decidió volver a trabajar y, arriesgando de nuevo su salud, rodó “El viaje de Chihiro”. Resultó ser una acción valiente y perspicaz: el director japonés volvió a conquistar al público, atrayendo, en Japón, a más espectadores que Titanic y en la mitad del tiempo.

“Me di cuenta de que había anunciado demasiado pronto mi retirada del cine”, confiesa Hayao Miyazaki. “Cuando trabajaba en ‘La Princesa Mononoke’ creí de verdad que iba a abandonar. Estaba cada vez más débil y no sabía qué hacer. Como el trabajo de director requiere en primer lugar talento y no fuerza física, luché por acabar la película, especialmente porque la estabilidad financiera de la productora dependía del estreno del filme. Cuando se dio a conocer mi retiro, la noticia se extendió como un reguero de pólvora. Aunque ‘La Princesa Mononoke’ no estaba terminada, ni mucho menos, los periodistas siempre empezaban la entrevista preguntando si tenía planeada la siguiente película. Mi vida personal cobró más importancia que la película y con ello se cuestionó el futuro de Ghibli. Un día estaba un poco alterado y contesté que ‘La Princesa Mononoke’ sería mi última película. Hasta me convencí a mí mismo de que había terminado mi carrera. Invertí todas mis energías en la batalla final, incrementando mis expectativas y exigiendo cada vez más a mis colaboradores. Ya estaban bajo una presión enorme y mi actitud dejó agotados a los empleados de Ghibli. Muchos sufrieron crisis nerviosas. Estaban resentidos. Yo seguía convaleciente y aún sentía el peso de muchos años de trabajo pero, afortunadamente, todos estos sacrificios no fueron en vano. ‘La Princesa Mononoke’ consiguió un éxito mucho mayor de lo que hubiéramos podido soñar”.

“’La Princesa Mononoke’ era una película pesimista y complicada de producir. El ambiente de agresión en el estudio iba en aumento y, al final, empecé a preguntarme si tenían sentido todos los esfuerzos que habíamos hecho. De repente me entraron ganas de hacer una película diametralmente opuesta a ‘La Princesa Mononoke’. Antes de comenzar la producción de ‘La Princesa Mononoke’ me había enamorado de un libro para niños escrito en 1980 por Sachiko Kashiwaba: Ki-rino Mukouno fushigina Machi (Un pueblo misterioso más allá de la niebla). Propuse que adaptáramos el libro al cine porque quería explorar los temas que planteaba y comprender por qué fascinaba tanto al público joven. Sin embargo, mi sugerencia fue rechazada. A continuación propuse un texto más contemporáneo –Rin y el pintor de chimeneas– cuyo protagonista era dinámico y complejo. La historia se desarrolla en una casa de baños que milagrosamente se salvó del terremoto de Tokio. También rechazaron este proyecto, pero no me desanimé. Escribí a toda prisa la sinopsis de una película inspirada en Rin y el pintor de chimeneas, pero con la incorporación de una niña y dos personajes malvados, el primero inspirado en nuestro productor –Sr. Suzuki– y el segundo en mi mismo”.

“El viaje de Chihiro”, con una duración de 122 minutos, costó 19 millones de dólares. Aunque cinco veces menor del coste de una producción de la Disney, fue una cantidad enorme para una producción japonesa de animación. El filme tuvo un éxito sin precedentes. Incluso antes de estrenarse en Estados Unidos y Europa, el filme de Mayizaki fue la primera película no americana en alcanzar los 200 millones de dólares de taquilla a nivel mundial. Francia fue el primer país occidental en ofrecer una distribución amplia para la película. Según Toshio Suzuki, presidente de los estudios Ghibli, el increíble éxito de “El viaje de Chihiro” puede atribuirse a varios factores: “Por supuesto hay que tener en cuenta la popularidad de Miyazaki y de su última película, ‘La Princesa Mononoke’. Pero también ‘El viaje de Chihiro’ es una película de aventuras muy diferente de las demás. Sin recurrir a la violencia nos tiene en vilo hasta el final. La acción y el humor no pesan demasiado y se controla muy estrictamente el uso de los efectos especiales. La pequeña Chihiro descubre valores como la amistad, la determinación y la disciplina aunque el objetivo de la película no es didáctico, más bien, intenta dar confianza a los niños. En el cine es raro ver esta mezcla de modernidad, filosofía y fantasía. Gracias al toque mágico de Hayao Miyazaki, creo que el público se enamoró de ‘El viaje de Chihiro’ porque eran conscientes, desde el principio, de ver un espectáculo único”.

“La Princesa Mononoke” (1997) continuó el viaje emprendido en Nausicaa (1984). “El viaje de Chihiro” prolonga el ensueño de “Mi vecino Totoro” (1988), el monstruo peludo que se convirtió en el ídolo de los niños japoneses. En “Mi vecino Totoro”, dos niñas cambian de casa –al igual que Chihiro– y descubren la existencia de criaturas mágicas que viven en el bosque japonés. Curiosas y generosas, las dos heroínas están llenas de vida. En “Mi vecino Totoro”, Miyazaki nos muestra una familia unida cuyos miembros coexisten armoniosamente tanto en lo físico como en lo espiritual. En “El viaje de Chihiro”, el director cuestiona la validez de este planteamiento. Cuando cambian de casa, las niñas de “Mi vecino Totoro” contemplan con euforia el paisaje a su alrededor mientras que en “El viaje de Chihiro” vemos a una niña enfurruñada, despatarrada en el asiento trasero del coche. En “Mi vecino Totoro” los padres son una presencia constante, aunque solamente sea en los pensamientos de las niñas. En cambio, los padres de Chihiro parecen más distantes.

"El viaje de Chihiro no es una película satírica ni cínica”, explica Hayao Miyazaki. “Conozco a cinco niñas que tienen más o menos 10 años. Las veo cuando voy a mi casa en el campo. Un día empecé a pensar en los sueños y esperanzas que tendrían. Me puse a buscar algo que realmente les llamaría la atención. Con la excepción de unos pocos autores como el excelente Osamu Tezuka, me di cuenta rápidamente de que nadie, ni siquiera yo, tenía en cuenta los problemas y las preocupaciones de estas niñas. Por otra parte había un sinfín de publicaciones para niños de la misma edad. Así es que me propuse el reto de escribir algo que atrajera a las niñas. Algo que las hiciera pensar en su futuro y su relación con la sociedad. En un mundo que les protege en exceso, donde no pueden jugar a menos que sea en un club con un horario fijo, los niños se están atrofiando. Chihiro sufre de la misma situación. Su enfado es típico de los niños que no tienen suficiente tiempo para jugar. Enfrentada a una crisis, emerge la luchadora que se esconde dentro de Chihiro. Empieza a destacar su capacidad de adaptarse y evaluar la situación. No quería que fuese una heroína perfecta. Su encanto procede de su corazón y de la profundidad de su alma”.

“Además, teniendo en cuenta la cultura comercial que tenemos, quería explorar la idea de la comunicación. El lenguaje significa poder. En el mundo en que se pierde Chihiro pronunciar una palabra constituye un acto claro y definido. Cuando Chihiro dice con convicción que quiere trabajar, la bruja Yubaba es incapaz de impedírselo. Hoy el lenguaje se ha abaratado y no se le da importancia. Las proclamaciones carecen de valor. Es algo grave. En “El viaje de Chihiro” el hecho de quitarle el nombre a una persona significa dominarla totalmente. En la película quería expresar la idea de que el lenguaje es un valor en sí mismo y que lleva energía”.

“También es significativo el hecho de ambientar una fantasía en Japón. No quería una fábula occidentalizada con toda clase de escapatorias. Cuando vi Pinocho recuerdo que me estremecía de placer con la escena donde la marioneta y sus amigos se emborrachan, juegan al billar y fuman puros. A los niños les encanta la decadencia. Después pagan sus fechorías al convertirse literalmente en asnos. En “El viaje de Chihiro”, los padres son transformados en cerdos. Si hubiesen ido demasiadas veces a Disneylandia quizás les hubieran crecido demasiado las orejas...

"Hoy en día, escribir sobre mundos encantadores demuestra una falta de imaginación. Los niños consumen productos superficiales sin cesar, lo cual a su vez les aleja de sus raíces. Cada país tiene sus tradiciones y es importante cuidarlas y transmitirlas de una generación a otra. Las fronteras se están esfumando. Creo que desaparecerá la gente que ha perdido contacto con sus antecedentes y sus tradiciones. Eso es lo que quiero decir a las niñas de diez años. Quiero darles ánimos y decirles que, al igual que Chihiro, pueden conseguir todo lo que se propongan".

1 comentario:

hago garabatos dijo...

que gran articulo ya me inspire, voy a convertireme en animador mil gracias